Salvador Mallo, un director de cine en su ocaso, vive varios reencuentros. Algunos de ellos físicos, otros recordados: su infancia en los años 60; el primer deseo, su primer amor adulto ya en el Madrid de los 80; la escritura como única terapia para olvidar lo inolvidable; el temprano descubrimiento del cine y el inconmensurable vacío ante la imposibilidad de seguir rodando; la creación, la dificultad de separarla de la propia vida, las pasiones que le dan sentido y esperanza.

Cuando Julieta está a punto de abandonar Madrid para irse a vivir a Portugal, se encuentra por casualidad con Bea, una antigua amiga de su hija Antía, de la que no sabe nada desde hace años. Bea le cuenta que vio a Antía en el lago Como, en Italia, y que tiene 3 hijos.

Tomás, que vive en Canadá, viaja a Madrid, España, para visitar a su viejo amigo Julián. Ambos, acompañados por Truman, el fiel perro de Julián, compartirán durante apenas unos días muchos pequeños momentos sorprendentes y emotivos, desencadenados por la dura situación que Julián está viviendo.

Durante una visita a la casa de sus abuelos, Kath encuentra unas fotografías de las revueltas civiles de Argentina de 2001.

Un grupo de pasajeros viajan en avión a Ciudad de México. Sin embargo, un severo problema en el vuelo provoca que todos ellos sientan que su muerte se acerca, de ahí que saquen a relucir diversos aspectos de sus vidas.

Desde que su mujer murió quemada en un accidente de coche, el Dr. Ledgard, eminente cirujano plástico, se interesa por la creación de una nueva piel con la que hubiera podido salvarla.

Fausta (Magaly Solier) padece de "La teta asustada", una enfermedad que se transmite por la leche materna de mujeres maltratadas durante la época del terrorismo en el Perú. Los infectados nacen sin alma, porque del susto se escondió en la tierra, y cargan un terror atávico que les aísla por completo.

En 1978, durante el verano más caluroso del siglo, en la aldea de Acque Traverse todo parece inmóvil, inactivo; el colegio ha terminado, los adultos se resguardan dentro de sus casas para escapar del calor que a todos sofoca.

Isabel la Católica envía a su hija Juana a Flandes para que se case con Felipe el Hermoso. Se trata de un matrimonio de carácter político que sirve para sellar y garantizar una alianza dinástica entre los Reyes Católicos y el emperador de Alemania Maximiliano I, con el fin de aislar a Francia.

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