Harry Potter regresa por quinto año a Hogwarts aún sacudido por la tragedia ocurrida en el Torneo de los Tres Magos.
En vísperas de la II Guerra Mundial, en el condado de Yorkshire (Inglaterra), la familia Carraclough se ve obligada a vender a su perra Lassie a un adinerado duque (Peter O'Toole) que vive en Escocia.
En el cuarto año en Hogwarts, Harry se enfrenta al mayor de los desafíos y peligros de la saga. Cuando es elegido bajo misteriosas circunstancias como el competidor que representará a Hogwarts en el Torneo Triwizard, Harry deberá competir contra los mejores jóvenes magos de toda Europa.
Harry está deseando que termine el verano para comenzar un nuevo curso en Hogwarts, y abandonar lo antes posible la casa de sus despreciables tíos, los Dursley.
Harry regresa a su segundo año a Hogwarts, pero descubre que cosas malas ocurren debido a que un sitio llamado la Cámara de los Secretos ha sido abierto por el heredero de Slytherin y hará que los hijos de muggles, los impuros, aparezcan petrificados misteriosamente por un animal monstruoso.
La prematura muerte de su madre durante un parto, arranca violentamente a Víctor Frankenstein de su idílica vida en Ginebra.
La muerte acecha a los visitantes de una mansión llena de secretos. La muerte del dueño obliga a un cancerbero a cuidar de un tesoro ambicionado por Ian Mandeville (Christopher Lee) y Sarah (Joan Collins).
Tras sufrir un accidente en Londres, un reputado científico soviético es secuestrado por el servicio secreto británico, que finge su muerte.
Una banda de adolescentes motoqueros llamada “The Living Dead” practican la violencia y desprecian las normas de la sociedad. Tom Latham (lider de la banda) vive con su madre y el mayordomo (George Sanders) en una imponente mansión. La señora Latham, tras una vida dedicada a la magia negra y al espiritismo, deja que su hijo descubra el secreto de la vida y la muerte, haciendo un pacto con el Diablo.
El barón Friedrich Zorn (Robert Hardy), un noble austriaco del siglo XIX, encarcela en su castillo a sus hijos, Emil (Shane Briant) y Elizabeth (Gillian Hills), porque cree que están poseídos por "demonios de la mente".
A pesar de que sus últimas misiones son bastante irrelevantes, el agente secreto británico Alec Leamas no desea abandonar la clandestinidad para ocupar un despacho oficial.
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