En la cima de su carrera como director, Alfred Hitchcock decide filmar una película de terror aparentemente de baja categoría. Ningún estudio apoya el proyecto, así que Hitchcock decide financiarlo él mismo y rodarla con un equipo barato de TV.

Kale está confinado bajo arrestro domiciliario tras pegar a su profesor. Como la casa se le echa encima, se convierte en un mirón que vigila todos los movimientos en su vecindario.

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